martes, 16 de marzo de 2010

EL LABERINTO DEL FAUNO

Año 1944, Ofelia y su madre, en avanzado estado de gestación, enferma, triste, resignada a la infelicidad, se trasladan a un pequeño pueblo donde les espera Vidal, un cruel capitán de la Policía Armada franquista empeñado en hacer desaparecer los últimos vestigios de la resistencia republicana, y Mercedes, una mujer valiente, tierna, amable, equilibrista en un mundo sucio y hostil, defensora del hombre, de los buenos.
Vidal es la guerra, Vidal es el orgullo, el rencor, el absurdo del odio, el desamor, la violencia, Vidal es la cara más amarga de la realidad en ese momento de la historia de España. Ofelia es la infancia, los sueños, la imaginación, Ofelia no tiene padre, no soporta al capitán, Ofelia adora los libros de fantasía, cree en la magia, en los cuentos, en la vida.
Mientras el capitán raciona los alimentos de la población civil, mata, tortura, y siembra de miedo cada rincón de ese pequeño universo, Ofelia descubre en los alrededores del molino las ruinas de un laberinto donde se encuentra con un fauno que le cuenta quién es, y ella le cree, porque sí, es una princesa, la última de su estirpe, a la que su pueblo lleva mucho tiempo esperando.
La muerte y los sueños se enredan en esta fantasía tan real de Guillermo del Toro.
Son muchas las posibilidades de vivir la vida, de sentir las cosas, de recorrer el tiempo, pero siempre existen personas osadas, valientes, amantes del riesgo, sabedoras de que todo está lleno de magia, que caminan de la mano de un fauno y superan sus pruebas antes de cada luna llena. Les reconocerás porque su mundo es de colores, y siempre, inevitablemente, sonríen.
Marta Sánchez Flores



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