Por eso ahora, mientras colores juveniles
afloran a tu piel como al alba el rocío
y tu alma deseosa por cada poro
transpira fuegos instantáneos,
pasémonoslo bien mientras podamos
y, como aves de presa entregadas a amarse,
antes devoremos nuestro tiempo con prisa
en vez de languidecer ante su lenta caza.
Echemos a rodar toda nuestra fuerza
y toda la dulzura en una misma bola
y con áspera lucha rasguemos los placeres
por todas las puertas de hierro de la vida.
Así, aunque no podamos hacer que nuestro sol
se detenga, sí al menos podremos gobernar su carrera. (32-45)
Andrew Marvell en Antología Esencial de la Poesía Inglesa
Por Francisco Javier Jiménez Bautista
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